Tras 17 partidos de liga, el Real Valladolid de Paulo Pezzolano mejora su puesto en la liga e invita a soñar con el ascenso.
La racha inicial de esta temporada hizo pensar a los aficionados del Real Valladolid que el equipo iba cuesta abajo y sin frenos y que el objetivo de llegar a Primera División se desvanecía partido tras partido. Pero tras la mejora de números, de los últimos 15 puntos posibles ha sumado 8, han cambiado la opinión de la afición. Ahora se confía en el ascenso, incluso, directo.
Un equipo más solido en defensa, con llegadas al área contraria, que ha sabido adaptarse a la forma de juego que el uruguayo exige, es el resultado del aumento de confianza del equipo. Con mayor seguridad, comienzan a manejar los tiempos de juego. Pezzolano tan solo tiene que mover la batuta como un director de orquesta, para que sus jugadores se alineen en el campo con un juego rápido.
Sin embargo, el Valladolid sufre en el juego a balón parado. De hecho, el técnico uruguayo en su última rueda de prensa, tras la victoria en Huesca reconoció: “Tenemos que seguir haciéndonos fuertes en pelota parada ofensiva y defensiva, intentar salir con la bola más jugada desde bloque bajo y seguir teniendo oportunidades de gol, que es fundamental”. Uno de cada cuatro goles que encajan al Real Valladolid, es con balón parado, ya sea un saque de esquina o una falta.
Lo que busca Paulo en estos momentos, es una regularidad en el equipo, seguir estables y trabajando por el objetivo de subir a primera, para cumplir el sueño de todo aficionado. Además, se siente satisfecho, ya que los gritos de “Pezzolano, dimisión” han cesado en el José Zorrilla y la afición empieza a confiar en el uruguayo.
