Los de Simeone logran clasificarse a cuartos de final, tras derrotar a un Real Madrid que no se rindió hasta el final
La noche del 18 de enero volvía a ofrecernos un derbi apasionante, una eliminatoria de Copa que podría aumentar el drama rojiblanco tras el 5-3 de la Supercopa o hacer que el triunfo merengue en Riad quedara en nada si hoy los de Ancelotti caían eliminados de la Copa del Rey. Sin embargo, como por desgracia viene siendo habitual en los últimos enfrentamientos entre estos dos equipos, los ultras colchoneros volvieron a empañar lo que podría haber sido una fiesta futbolística de la capital madrileña. Una serie de energúmenos caldearon el ambiente antes de entrar al estadio realizando cánticos racistas sobre Vini Jr e, incluso, agrediendo a un periodista de TVE en la llegada del bus local.
El racismo, una vez más, antagonizó un derbi que, en el lado opuesto, en el lado bueno de la historia, tuvo a un claro protagonista: Vini Jr. El brasileño, como siempre, logró hacer caso omiso a todos esos improperios vertidos sobre su persona; evadirse de la presión impuesta por parte de la afición colchonera sobre él; y, sobre todo, centrarse en lo que mejor se le da hacer: jugar al fútbol. El rostro del ‘7’ blanco transmitía total tranquilidad y seguridad en sí mismo; tanto es así que, durante el calentamiento, pudimos ver a Vini bailar, disfrutando del contexto y haciéndole saber al mundo entero y a todos esos racistas que le habían llamado “mono” que ni ellos ni nadie serían capaces de borrarle la sonrisa y descentrarle del choque.
Tablas en una primera parte dominada por el Madrid
Habiendo expuesto y condenado los lamentables acontecimientos sucedidos en la previa del derbi copero, cabe destacar que el pitido inicial de Cuadra Fernández hizo comenzar a rodar el esférico en el gran partido de los octavos de final de la Copa del Rey. Los primeros minutos del primer acto reflejaron a un Real Madrid ciertamente superior. No obstante, el cuadro merengue no consiguió materializar sus ocasiones y este hecho provocó que, poco a poco, el encuentro fuera convirtiéndose en un ida y vuelta que igualó en cierto modo la contienda.
En este contexto, el Atlético de Madrid, valiéndose de su gran baza y, a la misma vez, la gran carencia del Real Madrid: los centros laterales, aprovechó un gran centro de Rodrigo De Paul para subir el primero al luminoso, obra de Samu Lino. El Civitas Metropolitano se convirtió en una auténtica fiesta, pero esta euforia hizo olvidar a la parroquia local que, cuando tienes en frente al Real Madrid, jamás puedes celebrar antes de tiempo o dar por muerto al club de Chamartín. Así pues, en la última acción de la primera parte, en una falta lejana a favor del conjunto blanco sin aparente peligro, Oblak falló en la salida y el esférico acabó entrando en su propia portería. Increíble, pero cierto, el Real Madrid lo había vuelto a hacer, habían vuelto a remontar en un momento crítico para el rival teniendo en cuenta que estaban a punto de enfilar el túnel de vestuarios con ventaja en el marcador.
El gol fue en propia puerta, sí; pero hubo un futbolista que lo celebró como suyo. Fue él, quién si no; el mismo jugador que había tenido que soportar los insultos racistas anteriormente mencionados y todo tipo de pitos y burlas durante el encuentro; ese futbolista que, a pesar de estar recibiendo patadas y agarrones cada vez que tocaba balón, fue sorprendentemente él quien vio la primera amarilla del encuentro…; fue Vini Jr. El brasileño festejó con rabia y miró fijamente a esa afición que tantas veces ha cargado en su contra, llegando a amenazarle de muerte, para dejarles claro que el Real Madrid, su Real Madrid, estaba más vivo que nunca y la segunda parte decidiría quién avanzaría en la competición del KO.
Joselu despierta fantasmas del pasado en los locales
Los segundos 45 minutos comenzaron con un guion bastante similar al del primer tiempo. El conjunto visitante consiguió imponer su fútbol mostrándose notablemente superior y sometiendo al Atleti sobre su propio campo. A pesar de esta superioridad madridista, los del Cholo volvieron a lograr ponerse por delante en el luminoso tras un desafortunado despeje de Camavinga y un error en la salida de Lunin. Morata empujó el balón al fondo de las mallas y volvió a desatar la locura en la parroquia rojiblanca.
Ni lo ocurrido en Lisboa, Milán, en la Supercopa hace tan solo unos días; ni siquiera lo sucedido tras el primer tanto colchonero hizo que el Atlético de Madrid comprendiera que el Real Madrid se siente como pez en el agua en este tipo de situaciones. Cuando más “muerto” parecía el conjunto dirigido por Carlo Ancelotti, justo entonces, tras un auténtico paradón de Lunin, los merengues montaron una contra de esas que tanto gustan por Chamartín y Joselu Mato remachó una asistencia inmejorable de Jude Bellingham. Otra vez, otra vez el Real Madrid remontando al Atlético de Madrid; otra vez un futbolista del cuadro merengue, esta vez Joselu, besándose el escudo para hacerle saber al planeta fútbol que la capital siempre tuvo un único color y es el blanco; en definitiva, otra vez el Atlético de Madrid observando impotente cómo un partido que parecían tener controlado se les volvía a escapar en los últimos instantes.
La desesperación colchonera quedó reflejada a la perfección en un Cholo Simeone que, consciente de que esa historia ya la había vivido alguna que otra vez, decidió señalar a Vini, que lo único que estaba haciendo era festejar y celebrar delante de la grada que llevaba todo el partido insultándole para recordarles que allí estaba el Real Madrid, que allí estaba Vinicius Júnior y aún quedaba mucho partido. Así pues, tras el gol del canterano blanco, el Atleti consiguió su gran objetivo: alcanzar la prórroga.
El Atleti se lo lleva en la prórroga
La primera parte del tiempo extra evidenció el cansancio de ambos equipos y, en ese agotamiento generalizado, una acción individual de Antoine Griezmann supuso el tercer tanto rojiblanco y, por consiguiente, la ventaja local en la eliminatoria.
Asimismo, en el segundo acto de esta prórroga, el Atlético de Madrid supo aprovechar las necesidades de un Real Madrid absolutamente volcado en ataque y castigó a la contra con un tanto de Riquelme que sentenció la eliminatoria.