Ollie Watkins certifica la segunda final de Eurocopa consecutiva para Inglaterra en el último minuto entrando como revulsivo y estrenándose con los Three Lions
Primera parte: reparto de golpes
El arranque de partido fue fulgurante. Primeramente a los 7 minutos, con un trallazo imparable desde fuera del área de Xavi Simons, quien firmó su primer gol en la Eurocopa con tan solo 21 años.
Un tanto con respuesta inmediata en el marcador, puesto que Kane fue derribado en el área por Dumfries tras un disparo y el propio delantero inglés materializó el 1-1 desde el punto de penalti. Un tiro raso y potente a la derecha de Verbruggen, el cual estuvo cerca de detenerlo.
De hecho, el mismo Dumfries sería protagonista en la acción siguiente. Y es que Saka y Foden trenzaron una gran jugada en la esquina del área, que fue finalizada por Foden y salvada justo en la línea con el interior del pie por Dumfries. El defensa holandés enmendó su error anterior por el penalti cometido sobre Kane salvando a su selección del segundo de Inglaterra.
Ritmo frenético y dominio de Inglaterra
Holanda no bajó sus revoluciones y por momentos, a través del balón parado, encontró grietas en la zaga inglesa. Muestra de ello fue el centro servido con música de Simons para que el testarazo de Dumfries se encontrara con el travesaño.
Acto seguido, Foden respondió con un zurdazo con efecto que lamió el poste de Verbruggen. El extremo del Manchester City gozó de una mayor libertad en la frontal del área en comparación a partidos anteriores de esta Eurocopa y pudo generar mayor peligro.
Acercamientos claros perdonados por parte de los dos combinados y acciones defensivas impecables en los contraataques. Por otra parte, en el Signal Iduna Park pudimos apreciar a una Inglaterra desplegando el juego vertical que tanto se le demandaba por la constelación de estrellas que atesora en el frente ofensivo.
Y es que los Three Lions supieron reponerse rápido al K.O inicial de Simons sometiendo a los pupilos de Koeman con un lúcido Kobbie Mainoo, manteniéndolos en campo propio y a expensas de sus errores en la posesión de balón. Aun así, no pudieron mover nuevamente el electrónico durante el primer periodo.
Segunda parte: Inglaterra supo creer y resistir
Tanto Koeman como Southgate sacudieron su sistema inicial. Primero fue el técnico neerlandés, quien introdujo a Veerman en el 35’ tras una lesión de Memphis, y a Weghorst por Malen ante la falta de movilidad en ataque en los últimos compases del primer tiempo.
El seleccionador inglés, por su parte, hizo ingresar a Shaw por un Trippier que ha residido en el lateral izquierdo a banda cambiada durante todo el campeonato.
Pasado el ecuador de la segunda mitad y con un ritmo de la contienda más relajado, Holanda volvió a generar peligro con el balón parado en dos acciones consecutivas, ambas erradas por Aké y Dumfries. El cuadro de Koeman empezaba a gustarse en el encuentro y mantuvo a Inglaterra bajo posesiones más que interesantes.
Sin embargo, en el 79’, cuando más apretaban los holandeses, Walker en carrera trazó un envío raso apurando la línea de cal para que Saka introdujera el 1-2 anulado posteriormente por fuera de juego. El mismo futbolista del Arsenal trenzó un contragolpe de libro con un gran envío aéreo a Shaw, que conectó con un envenenado disparo de Palmer.
Watkins, el héroe inesperado
Tras tanta crítica entorno a la figura de Southgate, el seleccionador inglés acertó con la sustitución de Kane por Watkins en el minuto 80. Y es que era una modificación arriesgada, puesto que Kane es el mejor artillero del equipo, pero a Gareth le salió perfecta la jugada.
Y es que Ollie Watkins anotó su primer gol y el tanto ganador a pase de Cole Palmer, quien también fue uno de los cambios, para sellar el billete a la final ante España en Berlín. Un 1-2 inesperado, sobre todo por el grisáceo segundo tiempo de los Three Lions y por el goleador en cuestión.
