El Valencia toca fondo tras caer en Mestalla ante Las Palmas y es colista de Primera División
El pasado lunes aconteció un episodio muy convulso y tenso en la capital del Túria. El Valencia caía ante una UD Las Palmas que no ganaba desde el mes de febrero. Con esta derrota, el conjunto che se convierte en colista de la Primera División, y las sensaciones no son para nada positivas.
Lo cierto es que, más allá del mal arranque de temporada de los de Baraja, el enfado y la crispación solo ha hecho que aumentar. A las múltiples protestas contra la gestión de Peter Lim se le suma los ‘palos’ a la plantilla por su bajo rendimiento. Aún quedan muchos puntos por disputarse, y una vuelta entera, pero la situación en Mestalla ha de cambiar para que el equipo amarre la salvación en la máxima categoría.
La división entre afición y equipo
El episodio del lunes fue un claro reflejo de lo que está sucediendo en el Valencia. Una plantilla mal planificada durante el verano y que, como resultado, se encuentra en los últimos puestos de la clasificación. A eso hay que sumarle la frustración de un equipo que el año pasado llegó a soñar con volver a Europa, y ahora se ve incapaz de vencer a Las Palmas. Un claro ejemplo de ello es la clara ocasión fallada por Hugo Duro. El ambiente en Mestalla ya no solo es tenso con Lim, pues en los últimos encuentros han comenzado las ‘críticas’ a entrenador y jugadores.
De hecho, una leyenda del club como lo es Rubén Baraja, se muestra sobrepasado. El vallisoletano salvó al equipo hace dos temporadas y, tras una extraordinaria actuación el curso pasado, ha empeorado su rendimiento. Algunos han llegado a pedir su cabeza, bajo el relato de no verle capacitado para sacar la situación adelante.
En la rueda de prensa tras la derrota contra los canarios, empleó un tono y una serie de respuestas que dan a entender que no puede más. En un punto se ‘mosqueó’ al ser preguntado por las protestas, y alegó que «no sería inteligente» que la afición gaste su energía en protestar y no en animar al equipo. A su vez, ya protagonizó un momento tenso al empatar en Leganés, donde también Pepelu y Sergi Canós Tenés fueron increpados.
¿División en el vestuario?
Según ha informado el periodista Conrado Valle, existe cierto distanciamiento entre la plantilla por diferentes motivos. El principal y que dinamitó el vestuario fue el ‘caso Rafa Mir’. La crítica realizada por Pepelu pocos días después no fue aceptada por una parte del equipo y, por ende, ha ‘dividido’ el vestuario.
A su vez, este hecho restó crédito al entrenador Rubén Baraja. Rafa Mir se trata de una apuesta del propio técnico, y ha luchado durante varios veranos por traerle. Una vez el delantero se incorporó a la disciplina valencianista, sucedió lo que ya todo el mundo sabe.
Soluciones a corto plazo
A pesar de estar todavía en la jornada 10, hay quien apuesta por «quemarlo todo». En cambio, El Pipo discrepa y lo tiene claro: «no me vais a ver en ese camino». Faltan 28 partidos para que acabe el campeonato, y se suele calcular que con 42 puntos consigues la salvación. Por el momento, el conjunto valencianista suma 6 unidades (de 30 posibles). En cualquier caso, le esperan encuentros complicados ante Getafe, Real Madrid y Espanyol. En el supuesto de que el Valencia no consiguiera ganar ninguno de estos tres partidos, la situación podría ser distinta, pues requeriría de una segunda vuelta casi de ensueño para salvarse.
Lo cierto es que, en el día de ayer, la presidente Lay Hoon, y el director deportivo Miguel Ángel Corona, transmitieron a Baraja máxima confianza en su figura. Si bien no es buena señal esta clase de reuniones, parece que la decisión a corto plazo no va a ser echar al entrenador. A fecha de hoy, la solución del Valencia pasa por trabajar de forma incansable durante la semana, y exprimir al máximo las herramientas en los partidos.
Es cierto que la plantilla no es la misma que la del curso pasado, pero precisamente a través de esta fórmula se logró el noveno puesto de forma holgada. A partir de ahí, y con la recuperación del capitán Gayà, será el balón el que determine si el cuadro de Mestalla está capacitado para permanecer en Primera División. O si, por el contrario, no llega al mínimo y termina descendiendo.