El primer gol del Real Madrid se marca «desde el banquillo»: los revulsivos han sido vitales para zanjar los partidos
A pesar de la victoria en Champions, los blancos siguen buscando adaptarse. Y es que solo en uno de los siete partidos jugados han conseguido anotar un gol en las primeras partes (1-0 de Rodrygo ante el Mallorca). El resto, se han tenido que resolver tras el entretiempo. «El Madrid es de segundas partes» se suele decir. Y gran parte de la culpa la tienen los revulsivos, que a pesar de jugar menos de lo que deberían en muchos partidos, consiguen generar un impacto inmediato.
Pese a la impresión de que los jugadores que menos juegan son menos importantes según la opinión popular, la realidad es otra. Modrić, Güler, Brahim, Fran García, Endrick, Ceballos… No son titulares frecuentemente, pero cuando juegan aportan incluso más que algunos titulares. El tiempo que juegan también está estudiado. Carletto y su cuerpo técnico saben que un jugador va a entrar más cómodo en un partido que está «roto» jugando 15 minutos que jugando media hora en un partido más controlado. La templanza y el elegir el momento adecuado para cambiar es algo que se lleva de manera muy cuidadosa.
No es casualidad que se note tanto la diferencia. Los cambios han sido un arma importante para cambiar partidos en esta segunda etapa de Carlo Ancelotti. Todo en parte gracias a su hijo, Davide. El también segundo entrenador del Real Madrid es el encargado de estudiar las mejores sustituciones posibles acorde al contexto del partido. El fue el primero en proponer el cambio de Joselu, que finalmente dió el pase a la final de la Champions con su doblete ante el Bayern.
Modrić, el jugador ’12’
La edad no perdona al prodigioso Luka, pero aún así tiene un papel clave desde el banquillo. El capitán del Real Madrid es el encargado de dormir el partido cuando se va ganando, pero también de sacar un centro de gol para desatascar el partido, como ocurrió ayer ante el Stuttgart. Con la marcha de Kroos, es el único con esa serie de cualidades que ayudan y mucho al equipo a marcar el ritmo de los partidos, ayudar en salida de balón y poder crear posesiones largas en campo rival.
Con ese perfil único, la relevancia de Modrić en el equipo va creciendo. Casi siempre es el primero en salir desde el banquillo. La experiencia y la veteranía le dan ese plus de ser diferencial para el equipo, pero tiene algo más. El croata cambia el total sentido del juego. El equipo juega de otra manera, acierta más pases y se encuentra más cómodo con el balón.
Brahim, un mago a la sombra
Si tenemos que elegir a alguien capaz de revolucionar un partido, ese es Brahim Díaz. Ya lo demostró ante el Valladolid con un gol y una asistencia, más tarde ante el Betis con otro recital. Parece un jugador hecho a medida para este tipo de ocasiones, pues las titularidades no las exprime de la misma manera. Es un jugador más disperso jugando desde el inicio y la capacidad de tomar decisiones no es la misma.
Tras su desafortunada lesión ante la Real Sociedad, algo cercano a tres meses va a ser el tiempo que el Madrid no va a poder contar con él. A pesar del gran arsenal que hay en ataque, su ausencia se va a notar. El desequilibrio que muestra Brahim, el regate «de barrio», el atrevimiento y la picardía del hispano-marroquí son cualidades que pocos jugadores tienen. Ya no solamente en el Real Madrid, sino en el fútbol mundial. Menos aún con un rol de suplente.
Fran García, un cumplidor nato
Jugará poco, pero su sacrificio es sobresaliente. Una gran opción por lo contraproducente que le supone a los defensores tener que cubrir a un lateral tan ofensivo y el contraste que tiene con Ferland Mendy, una roca en defensa, pero sin ideas en ataque. Pero la clave está en lo incansable que es Fran y el recorrido que hace de ataque a defensa constantemente. Es indiferente para el canterano madridista el hecho de defender a pesar de tener una posición con mucha altura en la banda izquierda. Su solidaridad defensiva es intachable, sin importar que sus dotes no sean las mejores.
Sus entradas en los minutos finales son claves. Ayer ante el Stuttgart generó muchos espacios a la espalda de la defensa, ayudando los delanteros a encontrarse más por dentro. Si se trata de tener el balón, es como jugar con un jugador más en ataque. Centros, pases, desmarques, rupturas… Y una gran virtud a la hora de presionar.
Arda Güler, un diamante en bruto
Los adjetivos para calificar la calidad de Arda Güler son muy extensos. Pero si algo podemos destacar además de ello, es su ímpetu por cambiar los partidos. Su presencia en ataque le da un salto de calidad, jugando tanto de suplente como de titular. Ante Las Palmas y Real Sociedad, fue el encargado de provocar los penaltis que anotó Vinícius.
El turco no lo para de intentar. Su descaro es admirable. Si juega cinco minutos de un partido, no dudará en tratar de inventarse la acción que le permita marcar. A veces acaba entrando y a veces no, pero su aportación ofensiva es notable. Uno de los jugadores más jóvenes de la plantilla, que a pasos agigantados se gana muchas más oportunidades en el once titular.
Endrick y su irrupción estelar
El brasileño es la joya de la corona. 60 «kilos» le costó al Madrid el ex del Palmeiras. Cuando todos pensábamos que este iba a ser su año de adaptación, por el momento lleva dos goles en apenas veinte minutos jugados. Misma cifra que Vinícius y uno más que Rodrygo, que son titulares indiscutibles. Marcó en su debut en Liga y marcó en su debut en Champions. Una carta de presentación que ha superado las expectativas.
Para variar, es otro jugador muy atrevido. Puede tener dieciocho años, pero no le pesa el contexto del partido ni las propias competiciones. Y tampoco jugar junto a Vinícius o Mbappé. El gol en el día de ayer, que sentenció sin precedentes la primera victoria del Madrid en Champions, es una gran muestra de ello. Sacarse un golazo a treinta metros de la portería, teniendo opción de pase a dos jugadores con unos galones extraordinarios, solo está en la mente de jugadores de clase mundial. Y para eso ha llegado Endrick, para demostrar que, con un poco de tiempo, estará a su altura.