El conjunto blanco suma su tercera victoria en Liga de Campeones, certifica su pase a octavos y ya tiene sus ojos puestos en el FC Barcelona
Las manecillas de los relojes peninsulares marcaban las 20:50 horas y, por consiguiente, el choque entre Braga y Real Madrid de la tercera jornada de la Champions League estaba a punto de comenzar. Pero no crean que el pitido del colegiado o el hecho de llegar a las 21 horas supondría el inicio del partido; el encuentro, en realidad, había empezado mucho antes.
Braga se había vestido de gala para recibir al legítimo ‘Rey de Europa’, las calles de la ciudad lusa estaban repletas de carteles e insignias anunciando que aquella noche era especial porque no todos los días se tiene delante al único club en la historia capaz de levantar 14 ‘Orejonas’. Asimismo, por las inmediaciones del templo luso se respiraba fútbol. Los aficionados merengues desplazados hasta Portugal se hicieron notar y, en el lado opuesto, los hinchas locales dejaban patente su ilusión, la ilusión de alguien que se va a medir por primera vez en la historia al mejor club del mundo.
Rodrygo Goes, la mejor noticia de un Real Madrid gris
El himno de la UEFA Champions League comenzó a sonar en el Estadio Municipal de Braga y, con él, la piel de todos los presentes comenzó a erizarse: la de los futbolistas locales, a sabiendas del duelo que iban a afrontar; la de los futbolistas del Real Madrid al tomar consciencia de que con una victoria en la noche de hoy, la decimoquinta cada vez estaría más cerca; la de todos los aficionados a este fantástico deporte porque volvía esa competición que es capaz de emocionar a cualquiera; y, en definitiva, la de un joven periodista que estaba haciendo realidad ese sueño que siempre tuvo cuando era niño.
Así pues, el pitido del colegiado dio comienzo a un choque que, para sorpresa de la gran mayoría, ni mucho menos empezó dominando el Real Madrid. A los merengues les costó entrar en el partido y este factor fue aprovechado por los lusos que trataron de hostigar a la contra. No obstante, traspasado el minuto 15 de juego, los muchachos de Carletto parecieron asentarse en Braga y empezaron a dominar del choque. Tanto es así que, en el minuto 16, un desmarque de ruptura perfecto de Vini y una jugada marca de la casa del brasileño hicieron los honores para que su amigo, su hermano Rodrygo Goes volviera a ver puerta dos meses después.
Un gol muy especial para el brasileño
La celebración del ‘11’ blanco es la de alguien consciente de que acaba de quitarse un peso de encima; un hombre al que le sobran la calidad y los goles, pero que, como cualquier persona, ha atravesado una mala racha que, tras anotar este gol tan importante en lo anímico, pretende dejar atrás; y un madridista como pocos que, después de abrir la lata, se llevó la mano al escudo y lo besó varias veces en dedicatoria a esa afición que jamás perdió la fé en ‘Mr. Champions’.
A partir del gol de Rodrygo, el cuadro visitante pegó un bajón en cuanto a fútbol, intensidad y ritmo bastante notable, lo que provocó que el Braga gozara de sus mejores oportunidades y, por ende, su afición se viniera arriba creando una auténtica caldera en el peculiar estadio luso. Sin embargo, para alegría de los blancos el resultado no se movió en lo que restaba de primer acto, por lo que, mientras que los locales enfilaron el túnel de vestuario con la espinita clavada de haber tenido entre las cuerdas a todo un Real Madrid y no haber sabido aprovecharlo, los de Chamartín agradecieron el descanso para modificar cosas y corregir errores.
Camavinga brilló en una segunda parte dominada por los blancos
Los segundos 45 minutos comenzaron con una tónica completamente opuesta a la predominante en la primera parte. Si bien decíamos que al conjunto blanco le había costado arrancar y, quizás, había concedido demasiado atrás; en este segundo acto, los chicos de Ancelotti consiguieron imponer su fútbol y manejar el choque a su antojo. Esta superioridad de los visitantes provocó que volviera a aparecer él, quién sino; el hombre de las grandes citas; el niño de Birmingham que siempre soñó con jugar en uno equipo que ahora lidera; el chaval que sí eligió al Real Madrid por encima de todo y ahora tiene a toda la afición enamorada… Jude Bellingham volvió a vestirse de gala en Europa y anotó su tercer tanto en tres partidos de UCL con el conjunto blanco para ampliar la distancia en el luminoso.
Sin embargo, la alegría duró poco para los merengues, puesto que, Álvaro Djaló, futbolista que ayer en rueda de prensa reconoció tener preferencia por el FC Barcelona, envió el esférico al fondo de las mallas en un despiste de la zaga madridista.
Hubo un futbolista entre los once elegidos por Carletto de inicio que sobresalió por encima del resto. Con permiso de Vini Jr que fue, sin duda, el más activo del ataque merengue; Eduardo Camavinga volvió a completar un auténtico partidazo. El francés quiso hacerle saber al mundo entero que esas molestias en el entrenamiento de ayer ya son historia, y qué mejor manera de hacerlo que dando una exhibición espectacular en la competición de clubes más importante a nivel continental.
En el último tramo del choque, Vini Jr ejecutó a la perfección un contragolpe de libro comandado por el brasileño, pero para desgracia del ‘7’ y de todo el madridismo, el colegiado lo anuló por fuera de juego. Finalmente, el paso de los minutos fue enfriando un choque que acabó marcado por la lesión de un Bellingham que, tras sentir molestias en el abductor, se marchó sustituido dejando en vilo a todo el madridismo.