Girona 0-0 Rayo Vallecano: Empate que sabe a poco

La ansiedad y la inexperiencia pasaron factura a un Girona que quiso más y no pudo

Hay dorsales que pesan, y el ’10’ es uno de los que más. Así lo sentenciaba también Míchel Sánchez, entrenador del Girona CF, en la rueda de prensa post-partido ante el Rayo Vallecano, a la que llegaba más alegre de lo esperado por el buen papel de sus jugadores pese a la falta de determinación para culminar las jugadas.

“Cuando le dimos el ’10’ pensé: Nos hemos equivocado. El ’10’ se lo tiene que ganar uno”, afirmó, convencido de que con el tiempo se lo ganará. “El hecho de que sea el fichaje más caro, que le hayan dado el ’10’ y otras cosas le ha costado algo más entrar”. «El ‘10’ no se le puede dar a un jugador joven«.

Estas palabras, en referencia al joven colombiano Yaser Asprilla, quien salió ovacionado del terreno de juego cuando la pantalla electrónica señalaba su dorsal, son una pequeña ejemplificación de la inexperiencia y la presión que pueden recibir los jugadores con algo tan simple pero, paradójicamente tan complejo, como lo es un número pegado a una camiseta.

Un empate con sabor a impotencia

Las ganas, la ansiedad y la impotencia fueron los principales sentimientos reflejados en un estadio de Montilivi que veía como su equipo estaba más errático que de costumbre pero no dejaba de intentarlo. Lejos de limitarse a Yaser, esta «ansiedad del gol» se vio en todos los jugadores, que conscientes de la importancia del partido para retomar sensaciones, dieron todo por un gol que nunca llegó.

Desarrollo del partido:

A pesar de la buena racha del Rayo Vallecano, los de Míchel salieron con un «once de gala» para revertir la mala racha de los últimos tres partidos ante un conjunto vallecano marcado por la baja de su estrella, James Rodríguez, que se presentaba en Montilivi en busca de seguir sumando.

Primera parte:

Pasados 30 minutos y con 8 sustituciones respecto al partido anterior, el Girona que se presentaba en el césped era el mismo que el de Mestalla. Un Girona con mucha posesión, pero teñido a escala de grises, Mucha imprecisión y pocas ocasiones, pudiendo rescatar apenas un único disparo en los primeros 45 minutos. Un disparo que salió de las botas del ’10’, de Yaser Asprilla, y que falló inexplicablemente delante del portero.

El «oh» de Montilivi sonaba al unísono en la primera ocasión del partido tras 30 minutos adormecedores de mucho balón y poca actividad. Sin embargo, Asprilla volvería a quedarse solo delante de Batalla minutos después, quien le ganaría la partida en esta ocasión. A falta de 10 minutos del fin del primer tiempo, las sensaciones mejoraban, pero seguía fallando lo importante: la definición.

El nerviosismo ya se empezaba a apoderar de algunos de los jugadores, y también de Míchel, que se veía más serio que de costumbre y visiblemente molesto con el juego de sus pupilos. La linealidad y la ausencia de movimientos de los gerundenses no ayudaba a la creación y limitaba una generación de ataque que el Rayo defendía con holgura tanto atrás como en medio campo. Encerraban a su rival, pero no atacaban, lo que se traduce en no lograr nada.

Segunda parte:

Aparentemente la charla del técnico ha hecho mella en los jugadores locales, que conscientes de la necesidad de calmar su juego y sus mentes, han comenzado a combinar con menor imprecisión y continuaban acechando la portería de Augusto Batalla. Por su parte, Íñigo Pérez, ante la inacción de Míchel, ha movido el banquillo con las internadas de Unai López y Gumbau, en busca de abrir el partido a los contraataques y herir al Girona de este modo.

Han sido varios los que intentaron batir al meta argentino del conjunto de Vallecas: primero Tsygankov, luego Bryan Gil… Las ocasiones se sucedían pero no llegaba el gol. Y tampoco se marchaba el nerviosismo.

Míchel hizo entrar a Danjuma, Abel Ruiz, Stuani, quienes también intentaron batir al guardameta argento en un asedio que no tuvo premio, pues pese a finalizar hasta en 10 ocasiones en la segunda mitad, no pudieron batir la meta visitante. El Girona ha intentado de todas las maneras, y de tanto querer, casi se queda sin nada, pues en la única llegada del Rayo, Álvaro García ha fallado un pase de la muerte de manera casi increíble. Un fallo que ha sucedido a un nuevo ataque del Girona, esta vez de Yangel, que también probó, pero igual que sus compañeros, no pudo.

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