Dani Olmo y Mikel Merino llevan en volandas a la selección a semifinales
Primera parte: Kroos «retira» a Pedri
El encuentro arrancó convulso con intensidad desde los primeros compases del encuentro. Muestra de ello fue la primera triangulación de España, con la que Pedri probó por primera vez a Neuer en el segundo 50 de partido.
Acto seguido, el propio Pedri sería el protagonista del partido tras salir lesionado por una patada en la rodilla a destiempo de Kroos. Un golpe bajo para un Pedri que estaba siendo uno de los mejores futbolistas de la Eurocopa y el máximo generador de ocasiones de gol, con 9 por partido.
Hasta el minuto 20 no llegó el primer intento de Alemania con un testarazo débil de Havertz hacia las manos de Unai Simón. En la jugada siguiente fue Laporte quien se animó con un disparo de larga distancia, atrapado en dos tiempos por Manuel Neuer. Minutos de tanteo y alto nivel de fútbol por parte de las dos selecciones.
En el 36’, el mismo Neuer salvó los muebles con una imperial parada a un disparo raso de Nico Williams, que leyó a la perfección el envío de Olmo a la espalda de la zaga germana. Una acción que posteriormente fue invalidada por posición antirreglamentaria.
Segunda parte: Jarro de agua fría
El ritmo del partido continuó por las nubes también en el segundo tiempo. Iniciando en un intervalo muy escaso de tiempo con un disparo al cielo de Álvaro Morata y una mala definición desde fuera del área del recién incorporado Andrich.
Para la ventaja de España, la selección de Luis de la Fuente tiraría de pizarra; el capitán Morata bajaría a recibir el balón, entregándosela a Lamine, quien correría el carril con una parsimonia y templanza digna de un veterano, entregándole el balón a Dani Olmo, para poner así el 0-1 en el electrónico en el minuto 51.
Con el tanto español, Alemania debía llevar las riendas del partido. Con el ingreso de Füllkrug en el 57, buscarían dominar el balón aéreo en el área de Unai Simón, siendo su ocasión más clara por arriba 15 minutos después, aunque estuvo muy acertado el portero vasco.
Füllkrug quería arrebatarle la fiesta a la selección española; un balón atrás de Florian Wirtz acabaría con el delantero del Borussia Dortmund rematando desde el suelo y estrellando el balón a la madera.
Unai Simón pondría el corazón en un puño a todo el aficionado español. El portero del Athletic Club ejecutaría un saque de puerta de manera defectuosa y Havertz le arrebataría la posesión a España. Por suerte para el respetable español, el intento de vaselina con Simón fuera de su área se marcharía por encima del travesaño.
Cuando España ya se veía en la semifinal, esperando a Portugal o a Francia, llegó la tragedia. Mittelstädt pondría un esférico con música para que Kimmich lo bajara de cabeza y Wirtz empatara la eliminatoria, mandando así el encuentro a la prórroga.
Primera parte de la prórroga: Asomaba el cansancio
Dani Olmo, igual que levantó a España con el gol, quiso revertir la situación en el primer minuto con una conducción endiablada y un centro rematado con la testa algo desviado por Ferran.
Las revoluciones no bajaban por parte de ninguno de los dos combinados. Los duelos físicos se adueñaron del ritmo de la contienda y el cansancio asomaba para los dos combinados. Ejemplo de ello fue la sustitución de Fabián, quien sufrió un desgaste considerable al ser el jugador con más kilometraje recorrido del encuentro.
En el 103’, Oyarzabal dispuso de la oportunidad más clara de España para deshacer el empate con un latigazo impreciso desde la frontal del área. Y, como respuesta, Wirtz replicó al delantero español con un tiro en el balcón de la zona de castigo.
Segunda parte de la prórroga: Mikel Merino tira de hemeroteca
La polémica estaba servida desde que el árbitro dio inicio a los últimos 15 minutos del encuentro. Un disparo de Musiala impactaría en el brazo izquierdo de Marc Cucurella en el área, y tanto la afición como los futbolistas alemanes exigieron la pena máxima al colegiado, pero Anthony Taylor no les dio el gusto. Después se vería en la realización del partido que la posición de Füllkrug, futbolista que le entrega el balón a Musiala, estaba en posición antirreglamentaria.
Cuando la selección española más estaba sufriendo, llegaría un salvador inesperado. En el 119′, Dani Olmo mandaría el balón a volar, encontrando la cabeza de Mikel Merino, quien con un giro de cuello excepcional se disfrazaría de Carles Puyol para mandar a Alemania otra vez a casa.