Primera parte: jugar a que pase el tiempo
El Inter, con muchas rotaciones, tenía la consigna clara desde el minuto 1: no arriesgar lo más mínimo. Considerando el escenario, el rival y los beneficios de amarrar un empate en cuanto a la clasificación se refiere, los de Inzaghi, que vieron dos amarillas (Çalhanoğlu y Carlos Augusto, 25′ y 27′), ejecutaron su plan a la perfección, minimizando las armas teutonas y aislando la generación ofensiva de jugadores como Florian Wirtz.
Segunda parte: Mukiele se erige como héroe
Ningún entrenador quiso arriesgar y parecía que ambos daban por bueno el empate, y prueba de ello es que no hubo permutas en ningún once hasta que Inzaghi decidió realizar cuatro cambios: en la primera ventana entró Dimarco por Carlos Augusto (56′) y diez minutos después realizó una triple sustitución: Frattesi, Çalhanoğlu y Thuram cedían su sitio a Barella, Asllani y Lautaro. Xabi Alonso sólo movió el banquillo en el 83′, cuando entró Terrier por Tella, y dos minutos después Inzaghi introdujo la última permuta, pues Taremi dejaba su lugar a Arnautović. Además, Aleix y Andrich entraron por Grimaldo y Wirtz (93′) y (94′).
Cuando todo parecía abocado al reparto de puntos, en el minuto 90′, tras un córner de Grimaldo y un centro tocado por la varita de Wirtz, una confusión en el área hizo que la pelota le cayese en los pies al francés cedido por el PSG, perforando la portería de Sommer y haciendo que los italianos encajasen su primer gol en esta fase.
