“Las urracas” recibieron ayer al Leicester City y sacaron un punto que afianza matemáticamente su puesto en la próxima edición de La Liga de Campeones.
El Newcastle United ya es equipo de Champions. Así lo confirmaba ayer, tras sacar un empate en un partido sin goles, que el Saint James Park Stadium celebró como una de las victorias más importantes de la temporada. Y es que el conjunto de Eddie Howe ha hecho historia tras volver a conseguir participar en la máxima categoría continental, en la que para volver a contar con su participación, tenemos que remontarnos a la temporada 2002/2003. Justamente 20 años atrás, edición en la que el conjunto inglés no pasó de fase de grupos.
Y es que a pesar de que el equipo del norte de Inglaterra terminase el encuentro sin goles, tuvo un dominio absoluto del partido, contando con hasta tres ocasiones a lo largo de los 90 minutos que acabaron estrellándose en la madera. La explosividad de Isak, el desborde de Allan Saint-Maximin y el empeño de Callum Wilson, fueron algunos de los argumentos ofensivos que tuvo que retener la zaga del Leicester, que planteó un partido completamente defensivo.
Sin embargo, el conjunto de “los zorros” gozó de una buena ocasión cerca del final de la segunda parte, tras un remate que materializó Timothy Castagne, el único remate entre los tres palos de los de Dean Smith en todo el partido, que acabó despejando bajo la línea de gol el internacional por Inglaterra Nick Pope. Ocasión que bastó para callar por completo al estadio, que comenzaba a sufrir con los minutos finales.
No fue hasta el final del tiempo de descuento, que la afición del Newcastle volvió a celebrar un objetivo con el que llevan soñando desde hace 20 años, y que han conseguido alcanzar gracias, no únicamente a las inyecciones económicas por parte de los dueños actuales del club, sino por el impecable trabajo de su cuerpo técnico y las acertadas decisiones tomadas por parte de la directiva en los últimos años, que han hecho del Newcastle un equipo con aspiraciones europeas. Un Newcastle al que le queda por disputar su último partido contra el Chelsea más decepcionante de los últimos años.
Y en la otra cara de la moneda, el Leicester City ve cada vez más cerca su descenso a Championship. Ya que a pesar de que no estén matemáticamente descendidos, necesitan ganar en su última jornada contra el West Ham United y que el Everton no puntúe tras recibir en su estadio al Bournemouth. Un final de Premier League que, como siempre, seguro que no decepciona al aficionado neutro.
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