El Getafe ayer cortó una buena racha de resultados, donde llevaba cuatro jornadas sin conocer la derrota. O lo que es lo mismo, llevaba 4 jornadas consecutivas puntuando. Y en su situación, puntuar es algo importantísimo, pues el descenso está muy caliente esta temporada, y al igual que una victoria te aleja, una derrota, te vuelve a acercar al pozo.
Y ayer el Getafe se olvidó de que lo más importante para ellos, es puntuar. Y que los puntos, en esta liga, nadie te los regala. Nadie te va a poner fácil puntuar, porque estamos en un momento de la temporada donde todos se juegan algo. Hasta los que están en una zona “tranquila” de la tabla, se juegan o bien poder soñar con una séptima posición que podría llevar a Europa, o alejarse de la zona de descenso.
Ayer el Getafe salió al Reale con una misión: puntuar. Y hay muchas veces donde el equipo a priori pequeño, sale a ese tipo de estadios con la intención de esperar, replegados, sin prisa, y con las ganas de, por lo menos, rascar un punto. En este caso, a un rival que se está jugando la Champions.
Sí es cierto que la semana pasada en San Mamés a Quique la idea le salió bien. Sacó un punto, en un encuentro donde el Getafe aguantó como buenamente pudo, porque el Athletic fue un huracán de ocasiones, que, por suerte para los azulones, no se convirtieron en goles.
Pero ayer la idea a Quique no le terminó de salir. Aunque el técnico azulón salió con un 11 a priori para poderse llevar el partido, en la primera parte el Getafe apenas encontró la portería de Remiro. Le costó trenzar jugadas, y encontrar a sus hombres de peligro. Como le costó hacerse con el centro del campo, cosa que realmente, no consiguió.
A pesar de que ofensivamente el Getafe era prácticamente nulo, en defensa estaba haciendo un gran trabajo, que le estaba sirviendo para mantener a la Real alejada de la portería de David Soria. Pero los últimos 5-10 minutos de primera mitad, la Real se fue al ataque, y el Getafe no supo cómo pararlo.
En el 40, Djené regaló un penalti a Oyarzabal. Porque sí, lo regaló. Porque el capitán txuri-urdin tenía muy complicado girarse para encontrar portería, y el área estaba perfectamente defendida. Pero Djené no midió bien, y dejó en bandeja de plata el gol al capitán de la Real. En el minuto 43, después de varios minutos de revisión, David Soria tapó el agujero que había creado su compañero.
El portero madrileño le adivinó el tiro a Oyarzabal, y mantuvo el 0-0 en el marcador… Pero no por mucho tiempo. La Real volcada al ataque, y justo en el 47, cuando el árbitro estaba a punto de señalar el camino a vestuarios, el Getafe tuvo que liarla. Una jugada mal defendida por la banda izquierda acabó con el gol del capitán txuri-urdin tan solo unos minutos después de fallar el penalti, poniendo a la Real por delante en el marcador.
Cuando la Real se adelanta en su campo, es muy difícil remontarle… Y es más difícil cuando no sales a morder y a remontar. Cuando sales a conformarte y a esperar, sueles acabar perdiendo. El Getafe siguió optando por la defensa de 5 en la segunda mitad, a pesar de que tenía que intentar remontar, al menos marcar un gol.
Y si bien es cierto que el Getafe tuvo más de una ocasión para haber empatado, el Geta no mereció empatar el duelo en ningún momento. A Quique le faltó la valentía de romper el esquema en el que más confía, pero el que no le está funcionando este año, y sigue en su idea de que, en algún momento, valdrá.
Y no vale, esa es la realidad. Los mejores partidos del Getafe han sido con 4-4-2, en un esquema donde los delanteros pueden aparecer, donde el centro del campo manda, y donde en la defensa está equilibrada, no con Portu en la izquierda.
En el 60, Kubo sentenció al conjunto azulón, que no supo reaccionar como es debido para intentar, al menos, rascar un punto. Fallaron las pocas ocasiones que tenían, y al final el Getafe pagó el precio de no salir a ganar.
Y en una situación como la que afronta el Getafe, como la que tiene entre manos el club azulón, el Getafe no puede salir a jugar como si la historia no fuera con ellos. A Quique le faltó ambición, y hacer cambios de corte más ofensivo antes del 2-0. Porque sí, cambios hizo, pero quizá muy tarde. Pero quizá estuvo lento a la hora de afrontar un duelo que, aunque en tus planes entra perder, tenías la obligación de al menos poner más resistencia.
Cuando te estás jugando la vida, tienes que ser más valiente. No ir a lo loco, ni a pecho descubierto, ni como si la liga fuese a acabar a la jornada siguiente. Pero sí dar un paso adelante, que haga ver que quieres salvarte, y no que sales a verlas venir.
