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El Málaga, un gigante hecho pedazos

El fútbol en muchas ocasiones es incoherente e introspectivo. Suceden situaciones extrañas, casi injustificables, de hecho posiblemente por ello sea el deporte rey, y se suceden acontecimientos sombríos y uno de ellos es sin duda que, el Málaga CF, el club que representa a la quinta ciudad más importante de España, militará en la temporada 23/24 de forma prácticamente certera en la tercera categoría del fútbol español.

Porque sí, es extraño e incoherente ver como un equipo que hace escasos años brillaba en la máxima categoría de nuestro fútbol se encuentre ahora en un sótano que parece no tener final. Sin embargo, las causas existen, los motivos también, pero eso ya de nada sirve puesto que hablar de hechos pasados es inútil cuando la realidad presente es demoledora, y la única verdad del cuadro blanquiazul es que vaga por Segunda División a la deriva, con un descenso prácticamente asegurado a falta de más de dos meses de competición y el futuro del club a nivel ya no solo deportivo, sino institucional, resulta cuanto menos incierto.

Imagen: La Liga Smartbank

Y por si aparentase ser escasamente tétrica esta realidad para el club, cuando el Málaga certifique matemáticamente el descenso no le quedará más remedio que asumir esa bajada al infierno de forma más que merecida porque esta temporada no es fruto de la casualidad, los culpables están ahí, acudiendo cada día a La Rosaleda para “servir” al Málaga CF, y el gran interrogante será si esos causantes de este desastre asumirán sus responsabilidades al igual que lo hicieron otros, pocos eso sí, en el pasado o seguirán creyéndose falsamente capacitados para revertir la que ya es la peor situación deportiva de los boquerones en el siglo XXI.

Málaga y el Málaga observan ahora como el cielo de La Rosaleda se torna de color aún más negro y por desgracia permanecerá de esta forma durante un periodo indefinido. Se avecinan tempestades, lloverá y se formará el barro, y es que, aunque parezca inconcebible que un club de esta talla vaya a vivirlo, ya no solo serán los jugadores quienes se mancharán la elástica, el escudo también pisará el barro, y con él, su afición, aquella que siempre estuvo y estará, la que vio a su equipo en lo más alto, a su Málaga entre los más grandes, cuando retumbaba el himno de la Liga de Campeones en la Costa de Sol. Esa época lejos queda ya, pero la afición es la misma y no cesará en su empeño hasta devolver a lo más sagrado al lugar que le corresponde, hasta ver que el cielo de La Rosaleda retorne al color azul y blanco.

Imagen: La Liga SMartbank

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