Si ayer saltaban todas las alarmas en el fútbol canadiense con la dimisión de Nick Bontis, hoy los focos se posan sobre Noël Le Graët. Ambos presidentes se han visto envueltos en problemas con sus secciones femeninas en las últimas semanas por las protestas públicas de las jugadoras ante la falta de interés de sus federaciones en el fútbol femenino.
Primero, fueron las jugadoras de la selección de Canadá las que sacaron un comunicado público en el que expresaban que no iban a disputar el torneo de selecciones amistoso, la She Believes Cup. Las jugadoras reclamaban que la federación invirtiese el mismo nivel de recursos para la preparación del Mundial de Australia y Nueva Zelanda de este verano que los que había invertido para el pasado Mundial de Qatar.
Aun así las jugadoras se vieron obligadas a jugar por la federación, teniendo que cumplir con su trabajo, pero mostraron su reprobación ante tal decisión y recibieron muestras de apoyo del mundo del fútbol. Finalmente, y tras varias semanas de gran polémica en el país norteamericano, el presidente ha decidido presentar su dimisión.
El caso de la selección francesa es algo más complejo, puesto que su presidente tiene muchos más frentes abiertos. Sin ir más lejos Le Graët llevaba apartado del cargo desde el 11 de enero cuando realizó unas polémicas declaraciones sobre Zinedine Zidane que hasta el propio Mbappé le reprobó. Hace pocas semanas una auditoría también había destapado la gestión centralista y el trato inapropiado y sexista hacia las mujeres del presidente.
A todo esto se suma que esta semana hasta cuatro jugadoras de la selección nacional, lideradas por la capitana y jugadora más laureada de la historia, Wendie Renard, renunciaron a la selección alegando que por su salud mental no podían continuar hasta que se mejorase a nivel técnico y profesional el trato hacia las jugadoras en la federación.
Si sumamos a estos dos casos, el problema de las 15 jugadoras de la selección española y las recientes declaraciones de la chilena Endler tras quedar fuera del mundial. Podremos observar que hay una tendencia de reivindicación de las jugadoras a sus federaciones para conseguir una mayor apuesta y profesionalización del fútbol femenino de selecciones.