En el día de ayer, Sevilla FC y RCD Mallorca disputaron la jornada 21 de La Liga Santander, donde el conjunto andaluz ganó para que los tres puntos se quedasen en el Ramón Sánchez-Pizjuán, ya que con solo el buen juego mostrado en la primera mitad valió para derrotar al equipo comandado por el Vasco Aguirre.
EL SEVILLA DE JORGE SAMPAOLI
La primera mitad en Nervión fue una poesía escrita y manejada por Jorge Sampaoli, ya que le salió todo como anillo al dedo en cuanto a la intensidad del equipo desde el primer minuto, y sobre todo un aspecto muy importante, se protegieron casi todo el primer período con balón y viviendo en campo contrario. Eso permitió a que jugadores como Fernando, Gueye y Óliver Torres tuvieran un papel importantísimo a la hora de hacer transiciones de un lado a otro. También, mencionar la importancia que tuvieron Navas y Bryan en los carriles, donde los dos canteranos sevillistas fueron un quebradero de cabeza para Maffeo y Augustinsson, porque no pudieron ganarle la batalla casi ninguna vez en el encuentro a los carrileros andaluces.
Además del mediocampo y el carril sevillista, ha sido primordial la vuelta de Suso y En-Nesyri que están reencontrándose con su mejor nivel dado en Nervión, tanto que es así que el delantero marroquí esta en racha, ya que lleva 7 goles desde que llegó del Mundial con Marruecos, y el extremo gaditano cada vez más va encajándose en la pieza del puzle de Jorge Sampaoli.
La segunda parte fue pacífica para los nervionenses, donde no pasaron apuros con una defensa bastante sólida atrás dando confianza con un sistema de tres centrales muy claro, en la que la salida balón la manejaba a la perfección Loïc Badé, que desde que llegó a tierras sevillanas está siendo el mejor en la defensa sevillista con la compañía de Gudelj, que le hace sentirse seguro, ya que los dos juntos están alcanzando su mejor nivel. Eso es, porque en los últimos partidos el Sevilla está encajando muy poco, a la par que es algo bastante positivo, para así mirar ya a la zona alta de la clasificación y olvidarse de la temida zona peligrosa de la tabla, el descenso.
