
En la temporada más convulsa de la era Simeone, el Atlético de Madrid parece no sentir el status de club grande que a priori se había ganado en la última década tanto por sus resultados en Europa como al haber ganado dos ligas a dos transatlánticos como Barcelona y Real Madrid. Y en mitad de esta incertidumbre tanto de resultados como de identidad en el seno rojiblanco, chocan frontalmente la impaciencia de la grada por revertir la situación con la calma que transmiten los habituales del palco del Metropolitano.
La sensación que da ahora mismo la dirección deportiva es la de un oso polar a la deriva sobre una placa de hielo, sin saber si tirarse al mar y volver nadando a tierra o dejarse llevar a la deriva a ver a dónde llega antes de que se hunda el suelo que lo sostiene. Después de tanto tiempo el aficionado colchonero ya se ha hecho a la máxima de “hay que vender antes de comprar”. Pero no por ello no se extraña también de ver como se vanaglorian sus dirigentes por el crecimiento económico del club y por su supuesta gestión impecable. Tanto es así que ante el constante flujo de salidas en los últimos días (Cunha y João) junto con los rumores (Carrasco o Felipe), no entienden porqué no viene ningún refuerzo cuando la situación del club en cuanto a resultados es crítica.

Como todos los años, la parroquia atlética ha escuchado y leído el cansino debate sobre si este año teníamos la mejor plantilla de nuestra historia y sobre todo con la delantera con la que se comenzó el curso. Un ataque que más que dar esperanzas, desespera. Ahora sin Cunha ni João, el parche parece ser Memphis Depay, que ya se entrena a las órdenes del Cholo a la espera del papeleo. Pero de cara al futuro existen más posibilidades. Una de ellas parece ser la vuelta de Camello, que lleva los mismos registros que João en liga (4 goles y 3 asistencias). La otra, tratar de incorporar gratis a Marcus Thuram con un precontrato para la siguiente temporada.
Si continuamos con la mirada puesta en junio, parece que la banda izquierda queda desierta tras la más que probable salida de Carrasco al Barcelona. No obstante, el Atlético cuenta con dos revelaciones de LaLiga entre sus cedidos, Samuel Lino y Rodrigo Riquelme. Ambos con un fútbol alegre que seguramente tengan que moderar a su vuelta a la capital, pero haciendo méritos para hacerse un hueco en el plantel de próxima campaña. Además, también regresa Manu Sánchez, que tras tres cesiones a Osasuna, tiene pinta de que en este verano se solventará su futuro en el Atlético de Madrid. Para cerrar esta banda, Renan Lodi puso rumbo a la Premier en busca de minutos para ir al Mundial, algo que no logró, pero podrá ser otro efectivo disponible en la pretemporada.

Recapitulando un poco, al principio hablábamos de una crisis de identidad entre la afición. Aparte de elementos institucionales, el Atlético parece haber perdido también su esencia en el juego. Un equipo caracterizado por su solidez defensiva y su intensidad, ahora se ve frágil y superado cuando le llegan al área. En mi humilde opinión aquí es donde debería invertir el club el grueso destinado a fichajes en los próximos mercados. Con Giménez perdiéndose casi la mitad de las temporadas, un Savic irreconocible y Hermoso incapaz de volver al nivel de cuando se ganó LaLiga. Hasta Reinildo parece tener los días contados aun siendo el mejor defensa actualmente, pero la deriva del juego del equipo estos últimos años hace que sea necesario que los defensas sepan sacar el balón jugado, algo de lo que carece el mozambiqueño.
Sin embargo, la tecla parece estar en la juventud. Pablo Barrios parece marcar el camino de los que vienen por detrás con la intención de derribar la puerta del primer equipo y no todos vienen de parte de Tevenet en el filial, algunos de ellos vienen curtiéndose a préstamo en otros equipos. Los anteriormente mencionados Riquelme, Camello o Manu Sánchez parecen los vestigios de una generación perdida de canteranos. No obstante, existen razones para creer en el filial, razones con nombres y apellidos. Marco Moreno (defensa), Carlos Martín (delantero), Diego Bri (delantero), Sergio Díez (lateral derecho) o Santi Miguélez (centrocampista) son algunos de los nombres destacados del equipo B donde también podríamos rescatar a Giuliano Simeone (delantero), cedido en el Zaragoza.
En conclusión, parece que la dirección deportiva está ya más pendiente de lo que pueda pasar en julio que el aquí y ahora que exigen los aficionados. Existe la necesidad de renovar la plantilla tal y como está evolucionando el juego de los de Simeone, pero también existen brotes verdes a los que aferrarse. Parece que algunos puestos podrían ser cubiertos por los que retornen de los préstamos. Pero sin duda, la zaga rojiblanca necesita un lavado de cara al igual que ciertos recambios de garantías (lateral derecho) para no tener que tirar de la polivalencia de los jugadores en detrimento de sus mejores virtudes.
