En el fútbol, como en la vida, es muy difícil mantenerse siempre arriba. Una vez se ha alcanzado la máxima de rendimiento lo normal es, tarde o temprano, bajar el listón y caer. Unas veces más y otras veces menos. Pero lo que nadie esperaba es que, después de haber jugado la última final de la Champions League, el Liverpool se encontrara a estas alturas de temporada tan lejos del líder e incluso fuera de puestos Champions.
Hace apenas unos meses el Liverpool de Salah, Van Dijk, Klopp y compañía estaba jugando la final de la Champions contra el Real Madrid en París. De ese Liverpool al que vemos ahora solo ha habido una baja, pero vaya baja. Sadio Mané se marchó al Bayern por 32 millones de euros tras aquella final. Al Liverpool llegó un joven Darwin Núñez por más de 100 millones con unas expectativas astronómicas.
Los de Klopp no han sabido seguir la dinámica de la temporada pasada y las anteriores, y no están demostrando tener lo necesario para ser el equipo que venían siendo. En su primer partido de liga el Liverpool no pudo pasar del empate contra un Fulham recién ascendido. No fue hasta la jornada 4 que consiguieron sumar los primeros 3 puntos de la temporada, eso sí, ganando 9-0 al Bournemouth. En el siguiente partido tumbaron al Newcastle (2-1) y ya parecía que el equipo había encontrado la clave del éxito otra temporada más.
Sin embargo, en el derbi de Merseyside el Everton les devolvió a la realidad, y volvieron a empatar. Con dos partidos suspendidos de por medio, el Liverpool estuvo un mes y medio sin ganar (2 empates contra Everton y Brighton y 1 derrota contra el Arsenal), hasta el partido contra el City. Otra vez volvieron a ganar dos partidos consecutivos, pero esta vez fue el Nottingham Forest, recién ascendido, el que les dio un duro golpe en un partido que acabó 1-0 en The City Ground. En el siguiente partido el Liverpool perdió por primera vez como local en la temporada (1-2 contra el Leeds) en la que fue la primera derrota de Van Dijk en Anfield como jugador del Liverpool. Llevaban 12 jornadas, estaban casi en noviembre y el equipo iba 9º.
Todo parecía cambiado con las 4 victorias consecutivas entre noviembre y diciembre, con Mundial de por medio. Tottenham, Southampton, Aston Villa y Leicester fueron las víctimas del Liverpool en estos 2 meses. Aún así, con la llegada del año nuevo, el Liverpool ha retomado la dinámica más recurrente en toda la temporada. En su último partido contra el Brentford, los de Klopp cayeron en Londres por 3-1, con la ventaja de que el Brentford no podía contar con Toney, su mayor baluarte.
En los primeros 3 corners en contra, el Liverpool encajó 3 goles, 2 de ellos anulados. A pesar de que David Raya estaba muy inspirado, Alisson también sacó las castañas del fuego en varias ocasiones. Konaté hizo que el Brentford no tuviese ni que meter el primer gol, porque el central internacional francés se metió el primero en propia, y el equipo no pudo detener a un Brentford muy inspirado y que planteó muy bien el partido. Klopp no se cortó y al descanso sustituyó a 3 de sus futbolistas: Harvey Elliott, Tsimikas y… ¡Van DIjk!El central neerlandés se fue al banquillo al medio tiempo sin aparente motivo más allá del paupérrimo nivel, en general, de toda la defensa ‘red’.
En la segunda parte el equipo hizo más por marcar gol, pero el pésimo nivel defensivo de Arnold, la poca contundencia de los centrales, la incapacidad de los creadores de juego en algunas situaciones de partido, el bajón de nivel de Fabinho, la imposibilidad de definir de Darwin Núñez, las lesiones de futbolistas importantes y las idas y venidas de Salah devolvieron al Liverpool los fantasmas del pasado.
Actualmente van sextos, a 6 puntos del United, que tiene un partido menos y es el último de Champions, y a 15 del líder, el Arsenal, que ya parece una distancia inalcanzable. Acaban de fichar a la sensación neerlandesa Cody Gakpo, que puede devolver la motivación necesaria al equipo, y se espera que Luis Díaz y Diogo Jota vuelvan cuanto antes. La duda, sin embargo, es la siguiente: ¿se ha acabado la era Klopp en Anfield, o es solamente un bache de rendimiento?
