La gota que colmó el vaso, la eliminación en Londres fue un golpe inesperado, la cruda realidad de lo que se está convirtiendo este final de temporada, los 100 metros finales de la carrera, la fatiga y la agonía. Que termine pronto, que pase de la mejor forma posible y se firme el objetivo.
En la rueda de prensa previa al enfrentamiento liguero contra la Real Sociedad, Julen Lopetegui no transmitió el poderío que tiene el equipo, más bien transmitió ineptitud, poca ilusión. Las bajas, el cansancio, un rival duro, la eliminación de Europa League, conseguir el objetivo… Sensaciones dignas de excusa tras perder 0-1. Sí, el equipo está frito, el jueves pasado solo había cinco jugadores del primer equipo en el banquillo, los titulares están al borde del colapso, exhaustos, pero, no puedes poner el parche antes de que aparezca la herida.
El objetivo es entrar en Champions, sí, todos estamos de acuerdo, pero estás en el segundo puesto y ya estás avisando que lo más probable es que Barça y Atlético de Madrid adelanten por la izquierda. La falta de ambición ha provocado el desánimo entre la afición sevillista, mayor aún tras la división entre los fieles y los odiadores del fútbol del técnico vasco. No hubo ni un sólo ápice de ganas, de querer salir al campo y ganar, de pasar página y volver a conseguir tres puntos, seguir manteniendo las distancias con dos rivales que son perros de presa.
No puedes salir a la rueda de prensa con el discurso agorero y pesimista, con las dificultades por delante y sin mostrar las soluciones. La respuesta es apretar el puño, no cubrirte y parar el golpe. A la defensiva, dentro y fuera del campo.