Marcelino llegó al Athletic para hacer historia. Y, de momento, va por buen camino. Tras el empate en el Reale Arena, el conjunto de Ibaigane se colocó en octava posición, con dos puntos más que el FC Barcelona y con un partido menos disputado (la jornada 9 frente al Real Madrid, que fue aplazada por la Conmebol). Los rojiblancos tan solo han encajado siete goles en contra en los once choques jugados hasta la fecha, y se han convertido en uno de los equipos menos goleado de toda LaLiga Santander, estadística que comparten con el Sevilla FC.
El talón de Aquiles del Athletic en estas últimas temporadas fueron las visitas a domicilio. El equipo estaba siempre sometido al juego rival fuera de casa, y a pesar de que contaba con una muy buena defensa (hablamos de Capa, Yeray, Íñigo Martínez y Yuri), poco podía hacer si la sala de máquinas no funcionaba como debía. Los centrocampistas, muy lejos del nivel que alcanzan hoy, apenas generaban peligro en cuanto a la creación de oportunidades. Vencedor se convirtió en titular en la etapa de Garitano, y ahora es uno de los pilares del once de Marcelino, acompañado de un Dani García renovado y muy acertado en defensa. La mano del míster asturiano ya se nota en este Athletic que quiere volver a Europa por todos los medios.
LA MISMA PLANTILLA, PERO TOTALMENTE RENOVADA
La plantilla que heredó Marcelino es prácticamente la misma que tuvo Gaizka Garitano. Lo único que se produjo en el Athletic este mercado de verano fueron las salidas de jugadores como Córdoba, Unai López, Kodro o Ibai Gómez. El único refuerzo que tuvo Marcelino, y a coste cero, fue Dani Vivian, que regresaba al cuadro bilbaíno después de un año magnífico en el Mirandés. La pretemporada le sirvió al míster para descubrir jugadores del filial que ya participan asiduamente en el primer equipo, como Nico Williams, Nico Serrano o Zarraga, además de Julen Agirrezabala, que le consiguió quitar el puesto de segundo portero a Jokin Ezkieta.
La renovación de la plantilla pasa por la recuperación de la mejor versión de jugadores secundarios que han tomado, desde la llegada de Marcelino, un rol con mayor protagonismo en esa ya típica 4-4-2. Lekue, por ejemplo, está a un nivel magnífico y ha suplido con brillantez la ausencia de Yuri Berchiche y Ander Capa gracias a su silencioso trabajo y su versatilidad. El bilbaíno es la primera opción en banda para el míster, al igual que Balenziaga, que se ha demostrado ser un notable cumplidor.

UN CAPITÁN QUE YA COGE LAS RIENDAS DE SU BARCO
Muniain, que pasó unas primeras jornadas algo desaparecido, ha vuelto a demostrar por qué es el capitán. El ’10’ rascó un punto de oro en la visita al Reale Arena en el descuento con una gran falta al borde del área. Contra el Villarreal, anotó de penalti el gol que daba la victoria al Athletic, y ha sido muy participativo en el juego del equipo. La 4-4-2, que al principio fue muy cuestionada por la falta de mediocentros ofensivos creadores, ya se adapta al pamplonés. Cuando el equipo tiene balón, Muniain se interna mucho, explotando por dentro su regate, su gran capacidad de pase al hueco y sus cambios de ritmo para generar peligro. El capitán ya conduce su barco.
UNA DEFENSA ROCOSA Y SÓLIDA
Sin duda, la defensa ha sido una de las claves por las que este Athletic va octavo y con opciones de pisar Europa. El trabajo de Vivian en las primeras jornadas, tan brillante y limpio, junto con la veteranía de Íñigo Martínez ha hecho que a los leones sea muy difícil encajarles un gol. Lekue y Balenziaga también tienen parte de culpa de que el Athletic sea uno de los equipos menos goleado de LaLiga. La vuelta de Yeray en un momento más necesario que nunca, vendrá de perlas a Marcelino, que afirmó ayer que Vivian sufre “una lesión importante”.
Pero Marcelino ha hecho que en defensa se impliquen todos. El esquema táctico del 4-4-2 con una presión alta muy agresiva, ha evitado de muchos apuros al Athletic. Los rojiblancos no permiten que el equipo rival saque el balón jugado, ocasionando despejes que permiten recuperar la posesión. Es muy difícil generarle ocasiones al cuadro bilbaíno porque juegan con una formación muy estrecha que no permite pases por el interior, además de que las basculaciones son salvajes y rápidas, imposibilitando aún más los cambios de orientación.
Marcelino lavó por completo la cara del Athletic desde su llegada, convirtiéndolo en un equipo con datos sobre rendimiento a la altura de los mejores del continente europeo. Con sus ideas firmes, el míster quiere llevar de la mano a un Athletic que sueña con volver a pisar la gloria europea.

