El partido de anoche enfrentó a Atlético de Madrid y Barcelona. Un partido especial para Luis Suárez, quién militó en el Barcelona desde 2014 hasta 2020.
Seis años donde dejó huella a todos, tanto al club a nivel histórico con sus goles, como a sus aficionados. Pero la historia de Luis Alberto con el Barcelona, acabaría de repente, y de la peor manera posible para él, en el verano de 2020.
Un adiós inesperado
En pretemporada, llegó Ronald Koeman a hacerse cargo del equipo. Y el holandés tomó la decisión de que no contaba con Suárez. Habló con la directiva, y se pusieron en contacto con él, vía telefónica, para decirle que no contaban con él.
Se le separó del grupo en pretemporada, no jugó, y Koeman dejó caer que debido a las lesiones y a la edad, no podía aportar. Parecía que Luis acabaría en la Juventus, pero todo se truncó. Y ahí apareció el Atleti.
El Atleti le abrió las puertas y los brazos, le abrió su casa, para que el uruguayo pudiese resarcirse y pudiese demostrar que aún quedaban muchos goles en sus botas. Y lo demostró.
21 goles logró el uruguayo la pasada campaña, dando un título liguero siete años después a los rojiblancos. Mientras en Barcelona las cosas no salían bien, él disfrutaba con el Atleti, se encontraba con su mejor versión física, uno de los problemas que había tenido en el último año.
Ya en la celebración con los rojiblancos dejó caer que no perdonaba lo que le habían hecho, porque le había causado mucho daño, aunque no quita que estuviese muy agradecido al Atlético de Madrid.
Y ayer, lo confirmó. La primera parte del Atleti fue muy buena, y a pesar de tocar pocos balones, Luis Suárez logró dar la asistencia en el gol de Lemar. Y un rato después, se cambiarán los papeles, y sería Lemar quién daría la asistencia a Luis Suárez.
Lucho no falló, y lo primero que hizo al marcar el gol, fue pedir perdón. Como él mismo dijo, pidió perdón por la afición, a quienes guarda mucho cariño. Tras recibir las felicitaciones de sus compañeros, y hacer su típica celebración, Luis Suárez hizo un gesto que no dejó indiferente a nadie; se llevó la mano a la oreja, haciendo el gesto de una llamada telefónica.
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Aunque diga que no, que Koeman se dé por aludido
Cuando le preguntaron por el gesto, que si iba dirigido hacia Koeman, dijo esto: “Para nada, pero si él se lo quiere tomar a pecho…”. Además, añadió que había quedado con sus hijos que haría esa celebración.
Pero antes, no dejó indiferente a nadie, y aclaró “Que el gesto va para la gente que sabe que tengo el mismo número, y que sigo utilizando el teléfono”.
Un gesto que no pasó desapercibido, que no dejó indiferente a nadie, un gesto que, a pesar de los intentos de Luis Suárez por justificarse, o por quitarle hierro al asunto, la gente al final, interpreta diversas cosas. Además, hay que recordar que se dijo que Koeman le comunicó que no contaba con él a través de una llamada telefónica.
Lo que queda claro es que Luis Suárez sigue dolido. A pesar de estar viviendo una etapa muy feliz en el Atlético de Madrid, al uruguayo le duelen las formas en las que se le echó del club blaugrana.
Luis Suárez, ni olvida, ni perdona. Y quedó claro cuando, tras pedir perdón por respeto a la gente y a sus ex compañeros, se acordó de Koeman, se acordó de cómo pasó, y se acordó de cómo todo acabó tras seis años.