Cuando era un niño, era rematadamente vago. Era tan vago, que si tenía que limpiar la mesa, intentaba llevarlo todo a la vez. Como no podía ser de otra manera, un día terminé tirándolo todo, y mi padre me dijo “hijo, camino de molino, vale más la cuerda que el trigo”.
Esa frase retumbó dentro de mí hasta el día de hoy. Y hoy, el Atlético de Madrid tiene trigo, mucho trigo. Griezmann, Suárez, De Paul, Correa, Cunha y muchos más. Pero veo que, en este inicio de temporada falta cuerda, mucha cuerda.
El “equipo”
Porque este equipo, no parece un equipo de Simeone, y eso, es lo único preocupante. El Atlético, ha tenido épocas de ser una roca defensiva, ha tenido otras de vivir en campo rival, las ha tenido de presión a todo el campo, y las ha tenido de simplemente coraje y corazón. Pero en todas esas fases hay una cosa en común. Era un equipo. Mejor dicho era un EQUIPO. Con mayúsculas.
Este año cuesta ver al Atlético de Madrid como equipo, podemos ver a Kondogbia reinando en el centro del campo, a Correa volviendo locos a los centrales con sus giros, o la defensa en general, dando sustos a diestro y siniestro, a sus propios aficionados.
Cada partido, en este inicio de temporada, el aficionado rojiblanco no sabe a que se enfrenta, puede ser el día de cualquiera. Hoy De Paul, mañana Llorente, pasado Luis Suárez, pero cuesta imaginarse después de lo visto una buena actuación coral.
Simeone es, y sobre todo ha sido estos últimos 10 años, esa cuerda que unía ya no sólo un equipo, si no a todo un club y su masa social. No se me ocurre nadie mejor, para remendarla donde haga falta, parchearla y volver a unir todos los elementos necesarios para volver a ser uno de los mejores equipos de Europa.
