Arrancó el partido en el Reala Arena, la Real Sociedad visitaba al Sevilla FC en el partido correspondiente a la quinta jornada de LaLiga Santander. Ambos equipos iban a sufrir la resaca europea: el Sevilla se enfrentó al Salzburgo (1-1) en Champions League y dos días más tardes la Real Sociedad jugó la Europa League ante el PSV Eindhoven (2-2).
Partido muy igualado de inicio a fin, tal y como se esperaba, ambos jugando de tú a tú, con presión muy alta y dificultando la salida de balón, que provocó muchos sustos en el área. La intensidad del encuentro nos dejó muchos parones, debido a las continuas faltas, la mayoría en balones divididos y entradas tardías.
El Sevilla mitigó la presión de la Real con amplitud en el campo, mientras que los locales salieron airosos con combinaciones rápidas y en corto.
En el minuto 25’, Mateu Lahoz paró el partido y, con ayuda del VAR, decidió pitar penalti por una mano de Diego Carlos en una pugna con Sørloth en el área sevillista. Oyarzabal como de costumbre se encargó de lanzar el penalti, aunque para sorpresa de muchos, acabó errándolo, fruto de un magnífico trabajo de Bono, que supo aguantarlo para luego acertar la dirección de la pelota.
No contento con salvar un penalti, el portero marroquí evitó por segunda vez, en menos de diez minutos, el gol de la Real Sociedad, realizando una gran parada que escupió un fuerte disparo de Isak.
El conjunto txuri-urdin supo alejar al Sevilla de su portería adelantando su línea defensiva, por lo que llegar a puerta era una auténtica odisea para los de Lopetegui. La banda izquierda con Papu Gómez estaba siendo inútil, pues no se creó peligro alguno, estando el argentino desaparecido la mayor parte del tiempo. Además, Rakitic ante la necesidad de velocidad en el centro del campo, estaba protagonizando un partido pésimo, llegando tarde a todos los balones y siendo un fácil obstáculo que sortear. Lo único salvable del Sevilla estaba siendo la defensa, el doble pivote de Fernando y Delaney, que supieron achicar balones en consonancia con la zaga, y la banda derecha de Jesús Navas y Lamela, incansables aunque sin éxito. En-Nesyri, repitiendo la misma situación que frente al Salzburgo, ajeno a todo, alejado de sus compañeros, peleando todos los balones solo ante la defensa donostiarra.
Por otro lado, la Real Sociedad estaba firmando las jugadas de mayor peligro, encerrando en su campo al Sevilla. El ataque formado por Portu, Sørloth, Isak y Oyarzabal puso en aprieto a la defensa hispalense en varias ocasiones, causando estragos tanto por las bandas como por el medio. El centro del campo de Merino y Zubimendi tuvo la misión de reorganizar las jugadas ofensivas, mientras que la defensa no tuvo que esforzarse mucho ante el desatendido En-Nesyri.
Ya en la segunda parte, los cambios animaron al Sevilla, que comenzó más partícipe que la Real, que vió como se cambiaron las tornas. El primer cuarto de hora fue más rodado que la primera parte, muy trastabillada. El segundo tiempo estaba deleitando a los aficionados de un partido de mayor ritmo, con jugadas más largas y activas.
Los dirigidos por Imanol Alguacil se notaron algo fatigados y el partido se les empezó a hacer cuesta arriba a partir del minuto 60’. En cambio, el Sevilla se notó más fresco con los cambios, creando mucho más pero sin peligro alguno. Ambos equipos se chocaron con el mismo error, castigar cuando el rival se encierra atrás, como golpear una pared con un martillo de plástico.
Finalmente, ninguno de los dos equipos supo abrir la lata y cerraron el partido con un reparto de puntos más que merecido, pero para nada satisfactorio.